No crezcas nunca es el primer álbum ilustrado de Roald Dahl, autor de Matilda y Charlie y la fábrica de chocolate. El libro recopila sus frases más icónicas sobre la infancia y el cambio de pensamiento que sufrimos al convertimos en adultos. Es por eso que te comparto cinco frases que definen una filosofía de vida.
1
«Pero, ¿por qué los adultos se vuelven tan locos cuando solo nos estamos divirtiendo un poco?»
Es increíble cómo se nos crispan los nervios cuando los niños se comportan como niños; corriendo, gritando y haciendo travesuras. Por supuesto que a nadie le gusta que hagan averías, sobre todo cuando se meten con nuestras cosas, pero a veces son simples acciones que no lastiman a nadie, que tan solo estimulan su imaginación. En vez de volvernos locos o impacientes, podemos unirnos a ellos, ¿o acaso ya olvidamos lo divertido que era salirse de lo habitual y que un adulto entrara con nosotros a nuestro propio mundo?
2
«Puede que por cada año que hace, (los adultos) sean noventa veces menos audaces. Hasta pasarse la vida haciendo cosas muy aburridas. Y se olvidan de parar y reconocer lo emocionante que la vida puede ser. Es simple y totalmente trágico ver cómo malgastan los momentos mágicos. Hasta que se mueren. Se acabó».
La peor creencia que podemos tener es que ser adulto se trata de ser siempre serio, aburrido y regirnos a lo que la sociedad considera como «maduro». He conocido personas que piensan que ver caricaturas de su infancia o películas animadas es ridículo, incluso si estas les dan felicidad. O creen impropio dedicarle tiempo a jugar, cuando muchas veces ese tipo de entretenimiento nos devuelve el gozo, nos relaja, inspira e incentiva nuestra creatividad.
3
«Mira a las personas más listas, científicos, famosos artistas… Esos con ingenio, firmeza y valentía que pasaron cosas que nadie sabía. Ignorando las señales de “Prohibido el paso” y siguiendo el rumbo sin hacer caso».
Como adultos, necesitamos valor para ver más allá de lo que nuestro pensamiento encajonado y «realista» nos pone enfrente. Si nos detenemos a apreciar el entorno, nos daremos cuenta de que todo lo que nos rodea, como la televisión, los teléfonos, e incluso los libros, fueron fruto de la imaginación de alguien que decidió vencer el qué dirán; que creyó en lo imposible para crear nuevos artefactos o para descubrir una nueva teoría que resultó de beneficio para la humanidad. Seguramente los demás los tacharon de inmaduros y ridículos por pensar que lograrían tales hazañas, pero eso no les importó. ¿Y qué lograron? Cambiar la historia, algo que todos podemos hacer.
4
«Intenta hacer cosas nuevas. Todo es loco la primera vez que se hace. Una cosa es clara: no será sencillo. A veces ser loco es atrevido. Puede que te caigas o que ya te hayas caído».
Optemos por aprender un nuevo idioma, entrar a un curso de repostería, aprender ese instrumento que siempre quisimos y que por circunstancias de la vida no pudimos intentar cuando fuimos niños. Quizá nos sintamos demasiado mayores para satisfacer esos deseos, pero nunca es tarde para lograr nuestras metas, sobre todo si tenemos pasión. Probablemente nos cueste al inicio, sin embargo, es peor vivir con las ganas eternas de haberlo intentado. La vida misma es un intento.
5
«Mira el mundo con ojos brillantes, nota dónde está la magia abundante, cuestiónalo todo siempre bastante. ¡Rompe los moldes! ¡Sé extravagante!»
Debería ser prohibido perder la habilidad de fascinarnos. Cada pequeño detalle de tu día es una maravilla que no debes dar por hecho: el poder despertar, disfrutar un perrito caliente en la esquina, ver el cielo, escuchar la risa de un niño... Las maravillas están por todas partes, aunque para verlas se necesitan ojos brillantes.
Por lo tanto, recuerda que puedes ser un adulto responsable con corazón de niño. Alimenta a tu niño interior, siempre, tantas veces como puedas; no le tengas miedo a hacerlo, porque es lo que nos mantiene felices en medio de este mundo tan caótico.
Es por eso que yo te recomiendo que... ¡No crezcas nunca!
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