Hace pocas semanas visité una librería cristiana (sí, soy cristiano [el más imperfecto y pecador que conozco, por cierto]). Y de tanto revisar las estanterías, me encontré con una pila de libros de un solo ejemplar, entre los que hallé Sueña de Dutch Sheets.
De inmediato me llamó la atención el texto de la contraportada:
¿Por qué hay tanta gente frustrada? Porque tenían sueños con propósito y los abandonaron. Eso es no es lo que Dios quiere para ellos. (Parafraseo)
Honestamente, tenía un sueño abandonado que me dolía recordar, así que compré el ejemplar y lo leí. Por eso te comparto los puntos clave que me devolvieron la esperanza.
Lección 1: Nuestros sueños no nos pertenecen
Los sueños que alguna vez hemos tenido no nos nuestros, sino de Dios. Él los puso en nosotros para cumplir su propósito, darnos plenitud y que disfrutemos de la vida. Es por eso que es tan importante volver a soñar con Él.
Lección 2: Sueños manchados
Hay sueños dados por Dios que pueden contaminarse de egoísmo o narcisismo. Por ejemplo, quizá tu sueño es ser actor porque amas la interpretación; Dios quiere concedértelo, pero poco a poco comienzas a buscar ese sueño por el reconocimiento, para sentirte que eres alguien, como si eso te diera valor y no quien te dio el sueño. Lo manchaste, y Dios no podrá dártelo porque tu corazón no está preparado.
Lección 3: Para crear hay que soñar
Si deseamos emprender un proyecto o lograr una meta, debemos soñar que así será. Quizá en el camino perdimos la habilidad de soñar por los reveses de la vida, las desilusiones o la manera en que nos vemos, pero siempre podemos volver a intentarlo. Somos soñadores por naturaleza, porque fuimos creados a imagen de Dios (¡Y Él es un soñador).
Lección 4: Destino en pausa
Cuando dejamos de soñar, nuestra vida se detiene, ya que vamos sin rumbo, tan solo existiendo.
Lección 5: Los sueños son parte de nuestro destino
Los sueños y el plan de Dios están conectados, razón por la que soñamos con algo que está relacionado con nuestros dones, talentos, habilidades, todo aquello que nos da plenitud.
Lección 6: La celda-hogar
Tal vez estemos pasando por una situación económica difícil, pero no por eso debemos adaptarnos y resignarnos a la pobreza, lo que se traduciría como decorar una celda. Debemos soñar con que saldremos de eso, y así con las demás circunstancias que lleguen.
Lección 7: Las consecuencias de la falta de visión
Si no tenemos una visión para nuestras vidas, somos vulnerables a tomar malas decisiones y a adquirir compromisos que nos roban la energía. Tampoco somos hábiles para ver oportunidades y perdemos la capacidad de aprender.
Lección 8: Arriesguémosnos
Los sueños requieren que corramos riesgos, que demos un paso de fe a lo desconocido, a lo que tao vez no podría salir como queremos. No todo será fácil, pero Dios estará ahí para orientarnos y ayudarnos a resistir cuando creemos que no podemos más o nos sentimos perdidos.
Lección 9: El sueño dictador
A veces nos aferramos tanto a lograr un sueño que se vuelve nuestro amo. Ya no disfrutamos el proceso ni administramos lo conseguido como un regalo de Dios, sino que nos hacemos su esclavo para mantenerlo vivo, como si por nuestras propias fuerzas hubiera sido o fuera posible y no con la ayuda de Dios.
Además de todos estos aprendizajes, hubo una frase que me asombró. Decía algo como: "Hay muchas personas que no están cumpliendo los sueños que Dios tiene para ellos porque están ocupados pastoreando una iglesia". Y no, no se trata de hacer menos el pastorado, pero se refiere a personas que creen que la única manera de servir a Dios o cumplir sus sueños es en una iglesia, por lo que se entregan a eso sin siquiera pensar en que Dios tiene un camino diferente para ellos.
¿Qué sueños tienes escondidos que Dios desea cumplir?
Permitiendo agregar que el sueño como imagen de una situación futura anhelada, requerirá de planeamiento. Influenciado por condiciones externas, acciones personales, pidiendo la bendición Divina para su realización.
Oníricamente como un recurso, el recuerdo de los sueños podrían dar elementos para autoevaluar la realidad cotidiana de lo ejecutado el día a día.