La comunidad lectora puede ser difícil si te encuentras con personas que generalizan sus opiniones sobre la lectura, ya sea desmeritando libros que no les gustan, despreciando géneros, formas de leer o considerando que una persona que pausa sus hábitos lectores no cumple el estándar por ley. Es por eso que te comparto tus derechos como lector para que nadie más te haga sentir mal.
Estos derechos fueron creados por Daniel Pennac, por cierto.

1. El derecho a no leer
Para ser lector no necesariamente debes leer todos los días. Si lees solo cuando se te apetece, es válido y, si pasas varios meses sin leer, también lo es, pues tienes el derecho a evitar la lectura cuando se te plazca. Como dijo Benito Taibo:
Leer y amar no son imperativos.

2. El derecho a saltarte páginas
A veces nos encontramos libros de no ficción que contiene párrafos o capítulos enteros que tratan temas que ya leímos. O quizá luchamos contra una novela con exceso de descripciones que nos distraen, por lo que... tenemos derecho a saltárnoslas, incluso si se trata de páginas enteras. Hay lectores que no necesitan de tanta palabrería para comprender la historia. Eso está bien.

3. El derecho a no terminar un libro
Quizá comenzaste un libro y a la mitad se puso raro; de hecho, te ha aburrido o te ha enojado, o no conectaste con la historia ni con sus personajes. Bueno, tienes derecho a no terminarlo, a abandonarlo y a comenzar otro.
Tal como lo dijo el escritor Javier Ruescas:
La vida es muy corta y hay muchos libros por leer, como para estar leyendo algo que no nos gusta.

4. El derecho a releer
Todos tenemos ese libro que nos provocó una emoción dulce o un sentimiento que amamos experimentar. Pues podemos releerlo todas las veces que queramos, hasta que nos lo sepamos de memoria o se le desgasten las páginas.

5. El derecho a leer cualquier cosa
En la vida te encontrarás lectores que asegurarán que solo los clásicos y los libros nominados al Nobel son los únicos que deberían leerse. Pues eso no es cierto, ya que tienes el derecho a leer cualquier cosa; lo que tú quieras, lo que se te antoje, lo que llene tus necesidades en determinado momento. ¡Hazlo valer!

6. El derecho a confundir la ficción con la realidad
Habrá momentos en que te preguntarás qué haría cierto personaje de un libro que leíste. O fantasearás con alguno de ellos, lo que no te hace un chiflado, sino un ejercitador de este derecho: confundir la ficción con la realidad.

7. El derecho a leer en cualquier sitio
No por ley debemos estar en un sofá o en la cama para leer. Podemos hacerlo en un tren, un avión, en una sala de espera y hasta de pie en un bus. Lee donde a ti se te dé la bendita gana... siempre y cuando no te pongas en riesgo, por supuesto.

8. El derecho a hojear un libro
Si eres de los que antes de comprar un libro necesita hojearlo para estar seguro de todo lo que contiene o incluso disfrutas de los espóilers, pues ejerce tu derecho. De hecho, en muchas librerías te dejan destapar los libros emplasticados para que los hojees.

9. El derecho a leer en voz alta
Uf... Si supieras todos los beneficios que esto trae (haré artículos específicos sobre ello). Siempre y cuando no interfieras con los derechos de otros a tener paz y silencio en una determinada situación, lee en voz alta cuando quieras.

10. El derecho a estar callado
No tienes por qué contar lo que lees, qué te pareció un libro ni leer en voz alta si no quieres. Puedes guardar completo silencio.

Cuando comprendemos cada uno de estos derechos, dejamos de ser ese tipo de lectores odiosos por los que mucha gente se retiene de comenzar este hábito. Leer es un símbolo de libertad personal, así de sencillo.
¿Y tú qué otro derecho añadirías? Compártemelo en los comentarios.
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