En un mundo en el que los juegos de la infancia, como el escondite, las atrapadas o el arranca-cebollas, están quedando relegados por el uso de los dispositivos móviles, el álbum ilustrado ¡hola! ¡hola!, de Matthew Cordell, nos recuerda todo lo que nos perdemos por andar pegados tanto tiempo a las pantallas. Pero ¿cómo lo hace y por qué también deberíamos leerlos los adultos?

¿De qué va ¡hola! ¡hola!?

Lidia es una niña que únicamente se entretiene con aparatos electrónicos. Un día, se le acaba la batería a todo lo que usa, así que, como no encuentra algo para ver en la televisión, se va a charlar con su familia. Para su sorpresa, ninguno de ellos le presta atención por andar concentrado en la tablet, el teléfono móvil y el ordenador. Es por eso que decide pasear por la casa para pasar el rato.

En su recorrido, encuentra la hoja de un árbol, y al buscar de dónde vino, se topa con un arce al que saluda. Eso basta para que empiece a redescubrir aquello que había olvidado.

Desenlace con espóilers (para padres)

Lidia termina apreciando cada una de las cosas que ve en el exterior y que siempre han estado ahí: las mariquitas, los árboles, las flores... Finalmente, va por su familia para que le digan «hola» a lo que está a su alrededor.

Resulta ser un álbum muy cálido, con ilustraciones preciosas y un mensaje que la mayoría de nosotros, sobre todo los adultos, necesitamos escuchar: el de levantar la cabeza por un momento, dejar a un lado las redes sociales, los aparatos electrónicos, y concentrarnos en lo que tenemos al frente: aquello que las pantallas no pueden darnos.

Sin duda, aunque corta, es una historia con un mensaje poderoso para pequeños y grandes lectores, sobre todo en una era donde la tecnoferencia está afectando los vínculos familiares y nuestra relación con la naturaleza.

Así que dile «hola» a este álbum ilustrado.

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