5 frases de «No crezcas nunca», de Roald Dahl
No crezcas nunca es el primer álbum ilustrado de Roald Dahl que, curiosamente, se publicó 30 años después de su muerte. Pero, ¿y cuál era la necesidad de lanzar este material póstumo? Pues porque recopila las frases más icónicas sobre la infancia y el cambio de pensamiento que sufrimos al convertimos en adultos, extraídas y basadas en sus icónicas novelas, como Matilda, Charlie y la fábrica de chocolate, El Gran Gigante Bonachón, entre otros. Es por eso que te comparto cinco de ellas que pueden ayudarte a construir una nueva filosofía de vida si quieres volver a tener un corazón de niño.
1
«Pero, ¿por qué los adultos se vuelven tan locos cuando solo nos estamos divirtiendo un poco?»
Es increíble cómo se nos crispan los nervios cuando los niños se comportan como niños, corriendo, gritando y haciendo travesuras. Por supuesto que a ningún adulto le gusta que le hagan averías ni que se metan con nuestras cosas, pero a veces son acciones que no lastiman a nadie, que tan solo estimulan su imaginación. En vez de volvernos locos o impacientes, podemos unirnos a ellos, ¿o acaso ya olvidamos lo divertido que era salirse de lo habitual y que un adulto entrara a nuestro mundo?
2
«Puede que por cada año que hace, (los adultos) sean noventa veces menos audaces. Hasta pasarse la vida haciendo cosas muy aburridas. Y se olvidan de parar y reconocer lo emocionante que la vida puede ser. Es simple y totalmente trágico ver cómo malgastan los momentos mágicos. Hasta que se mueren. Se acabó».
La peor creencia que podemos tener como adultos es que hay que ser serios, aburridos y regirnos a lo que la sociedad considera como maduro. He conocido personas que afirman que ver caricaturas de su infancia o películas animadas es ridículo, incluso si les dan felicidad. O creen impropio dedicarle tiempo a jugar, cuando eso nos devuelve el gozo, nos relaja, inspira e incentiva nuestra creatividad (tan necesaria para los aspectos serios). ¿En qué momento le pusimos la etiqueta de ‘ridícula’ e ‘improductiva’ a la diversión?
3
«Mira a las personas más listas, científicos, famosos artistas… Esos con ingenio, firmeza y valentía que pasaron cosas que nadie sabía. Ignorando las señales de “Prohibido el paso” y siguiendo el rumbo sin hacer caso».
Como adultos, necesitamos valor para ver más allá de lo que nuestro pensamiento encajonado y realista nos pone enfrente. Si nos detenemos a apreciar el entorno, nos daremos cuenta de que todo lo que nos rodea, como la televisión, los teléfonos y los libros fueron fruto de la imaginación de alguien que decidió vencer el qué dirán, que creyó en lo imposible para crear nuevos artefactos, descubrir una nueva teoría que resultó de beneficio para la humanidad o cumplir su sueño. Seguramente los demás lo tacharon de inmaduro y ridículo, pero eso no les importó. ¿Y qué lograron? Cambiar la historia.
4
«Intenta hacer cosas nuevas. Todo es loco la primera vez que se hace. Una cosa es clara: no será sencillo. A veces ser loco es atrevido. Puede que te caigas o que ya te hayas caído».
Aprende un nuevo idioma, entra a ese curso de repostería, toca ese instrumento que siempre quisiste y que por circunstancias de la vida no pudiste intentar en tu infancia. Quizá al principio te sientas demasiado mayor para satisfacer esos deseos, pero nunca es tarde para alcanzar nuevas metas. Probablemente cueste, pero es peor quedarse con las ganas.
5
«Mira el mundo con ojos brillantes, nota dónde está la magia abundante, cuestiónalo todo siempre bastante. ¡Rompe los moldes! ¡Sé extravagante!»
Debería ser prohibido perder la habilidad de fascinarse. Cada pequeño detalle de tu día es una maravilla que no hay que dar por hecho, como el poder despertar, disfrutar de un perrito caliente en la esquina, ver el cielo, escuchar la risa de un niño... Las maravillas están por todas partes, aunque para distinguirlas se necesitan ojos brillantes. ¡ÚSALOS!
Así que recuerda que podemos ser adultos responsables con corazón de niño. Alimenta a tu yo de ocho o cuatro años tantas veces como puedas; no tengas miedo de hacerlo, porque es lo que nos mantiene felices en medio de este mundo tan caótico. Es por eso que te recomiendo que... ¡No crezcas nunca!
Henry es un niño de 9 años con problemas típicos de la época. Eso sí, sabe solucionar como ningún otro.