«Matilda»: Una novela para subir de categoría lectora
Matilda, de Roald Dahl, es una novela infantil que se hizo conocida por su adaptación cinematográfica de 1996 (sí, la película donde lanzan a una niña agarrándola de las trenzas y quiebran un plato de pastel en la cabeza de un niño). Sin embargo, pocos son conscientes de que es una excelente opción para que los niños entren al mundo de las novelas middle grade, esas historias más extensas que abordan nuevos temas.
Primero, aclararé lo que es el middle grade. Es una categoría de libro enfocada a niños de entre ocho a once años, donde las historias son más extensas, los protagonistas se muestran con más poder de decisión y, usualmente, se tocan temas completamente nuevos que, para ese momento, el niño ya puede comprender con más profundidad. Dicho esto…
¿De qué trata Matilda?
Matilda es una niña maravillosa: aprendió a leer a los tres años, es paciente, sensible, inteligente, culta y se la pasa entretenida leyendo. No se puede decir lo mismo de sus padres, unos desagradables desatendidos y estafadores que la ven como un engendro insoportable.
Para deshacerse de ella, la envían a la escuela de la directora Trunchbull: una excampeona olímpica que se divierte maltratando niños. Ahí también conoce a la señorita Honey, su dulce maestra y, al parecer, la única que nota sus cualidades.
Lo maravilloso de la historia comienza cuando Matilda descubre que su mente la ha dotado de un curioso poder, un arma útil que usará a su favor para defenderse de los adultos malos y ayudar a otros niños.
¿Por qué es un middle grade poderoso?
El libro es más largo que aquellos que están catalogados como primeras lecturas, con 245 páginas en la edición de Alfaguara. La ventaja es que contiene ilustraciones, así que el lector puede devorarlo sin problema y sentirse realizado por haber leído una historia extensa.
Presenta un contexto familiar con padres ausentes y abusivos en el que el autor usa la sátira y la exageración para relatarlo de manera digerible. Le da al niño una nueva dosis de realidad pero con risas aseguradas.
La novela expone un contraste muy marcado entre los adultos egoístas que creen tener la razón solo por ser mayores y los adultos comprensivos que validan a Matilda. Por lo tanto, el pequeño lector entiende que siempre habrá un adulto que esté dispuesto a comprenderlo y otros que, lastimosamente, no lo harán.
Hay una escena en la que se explica que Matilda se siente incomprendida y sola. Cualquier niño que esté pasando por un sentimiento de soledad similar puede identificarse y entender que es una emoción normal.
La señorita Honey explica que su tía, la señorita Trunchbull, abusó de ella con golpes y amenazas cuando era pequeña, motivo por el que ahora es una mujer temerosa. Eso le da la idea al niño de que muchas veces los adultos se comportan de ciertas maneras debido a las situaciones que vivieron en su infancia.
Hacia el final del libro, los padres de Matilda se van del país y la señorita Honey la adopta. Se menciona que ambas fueron muy felices por primera vez en su vida. Con esto, el lector puede captar que no siempre se recibe el amor de los padres como se desea, pero sí de otras personas. Además, recuerda que por muy dura que sea la situación que se viva, habrá un punto donde todo mejorará si se mantiene la esperanza.
Quiero aclarar que estas razones no hacen del libro un título inapropiado para el niño; todo lo contrario, lo acercan a situaciones de la realidad con empatía, humor y un tinte de fantasía. Una historia que se merece toda la ovación que ha recibido.
Si quieres convencerte de lo divertida que es, puedes ver la película. Así entenderás la jerga pop, los memes y el humor dahlesco que impregnó a toda una generación.