Lecciones de «Cimas y Valles», de Spencer Johnson
Hace días, una librería de mi país vendió ejemplares a precio de tres dólares. Dudé de ir, porque ese tipo de bazares presenta libros con títulos como El arte de limpiar ventanas o Cómo asar un dodo. Sin embargo, esperando encontrar un tesoro, asistí y compré Cimas y Valles, de Spencer Johnson, autor de ¿Quién se ha llevado mi queso?
Es un libro tan corto y digerible que lo leí en dos tardes. Por eso quiero compartirte un poco del argumento y las lecciones que aprendí de él.
Una persona frustrada…
Michael, un joven neoyorquino brillante quien atraviesa un momento difícil, se reúne en una cafetería con una mujer llamada Ann para que lo ayude. Ella le confiesa que hace tiempo se hallaba en la misma situación que él, sintiéndose mal consigo misma y pensando que nada mejoraría. Sin embargo, transformó su vida al escuchar la historia de las cimas y los valles.
En la historia que Ann le relata a Michael, toma protagonismo otro joven que, cansado de que nada le salga como espera, sube a una cima para encontrarse con un anciano que le comparte varios aprendizajes. Algunos de ellos son los que te comparto a continuación.
Cimas: Momentos en los que valoras lo que tienes.
Valles: Momentos en que anhelas lo que te hace falta.
Lo primero para poder atravesar las cimas y los valles es aprender a manejar nuestras emociones y la manera en que nos sentimos con nosotros mismos, independientemente de dónde nos encontremos. Para lograrlo, se debe separar lo bueno y lo malo que nos ocurre de quienes somos.
Esta separación no puede ocurrir sin dominar el ego porque, en una cima, nos hará arrogantes, haciéndonos creer que somos dioses, y eso provocará que tomemos decisiones soberbias que frenan el crecimiento. Por otro lado, cuando crucemos valles, ese mismo ego nos volverá temerosos, susurrándonos que somos unos fracasados.
No obstante, al entender que nada de lo exterior agrega o reduce nuestro valor, será sencillo ser conscientes de las situaciones para decidir con sabiduría, pues…
Los malos momentos —valles— se crean cuando tomamos malas decisiones en momentos buenos —cimas—, mientras que los momentos buenos ocurren por tomar buenas decisiones en momentos malos.
Cabe destacar que, para que las decisiones sean sabias, hay que preguntarse cuál es la verdad de la situación, estemos en una cima o en un valle. Por ejemplo…
Quizá te sientes un fracaso porque no encuentras trabajo tras cuatro meses de búsqueda —eso es un valle—; el ego te susurra que eres un perdedor incompetente, te hace temeroso y te quita la confianza para ir a la siguiente entrevista. Entonces es momento de buscar la verdad, aquello que no cambia, que no puede negarse ni ser quitado. Recuerdas que siempre has sido buen empleado, eres diligente y la razón por la que te despidieron es porque hubo un recorte masivo de personal. La verdad es que siempre te esfuerzas. Eso te hace ver que es tiempo de seguirte esforzando. Vas a la entrevista.
Te contratan y a los meses te ascienden por tu diligencia. Es ahí en la cima que el ego te susurra que puedes comenzar a actuar como quieras, reducir tu esfuerzo, ya que, después de todo, eres la estrella de la compañía. En ese momento tienes dos opciones: hacerle caso al ego o ignorarlo. Finalmente, optas por la segunda opción, incluso das la milla extra, porque la verdad es que eres esforzado. Permaneces en tu puesto, pleno y feliz. Todo marcha bien.
Si logras encontrar la verdad, sacar lo bueno y obtener provecho, te será más rápido salir de un momento malo pero, si te quedas, te amargarás, caerás en la autocompasión y pasarás la vida comparándote con otros.
No se trata de evitar los valles, sino de aprender de ellos para permanecer más tiempo cuando vuelvas a estar en la cima. Ese es el secreto de las cimas y los valles.
Así que este libro te brinda pocos pero buenos mensajes que, aplicados a la vida, harán que te sea más sencillo transitar los retos que se te presenten.
Cima o valle, dondequiera que te encuentres… ¡Busca la verdad! ¡No te compares! ¡Esfuérzate y sácale provecho a lo bueno!
A este libro le di cinco estrellas.