Libros ventana y libros espejo
En la mediación lectora de literatura infantil, existen dos términos para identificar los libros: no por su género ni extensión, sino por lo que provocan en el lector respecto a la experiencia humana y la conexión con otras personas. Es así que podemos categorizarlos como libros espejos o los libros ventana, términos creados por la madre de la literatura infantil multicultural, Rudine Sims Bishop.
Pero, ¿qué significa que un libro sea espejo o ventana?, ¿qué propósito tienen?
Libros espejo
Estos libros funcionan como reflejo, como si el lector se viera a sí mismo en las páginas, ya que al leerlos se siente validado y comprendido, que por fin alguien lo entiende y habla sobre lo que vive. Puede tratarse de un libro que aborde un tema o un proceso emocional fuerte, una cultura, las costumbres de un pueblo o un un hecho histórico. Usualmente, tienen protagonistas que representan a minorías o mayorías no tratadas comúnmente en la literatura.
La importancia de este tipo de libros radica en que brindan comprensión, validación y visibilidad, además de que suelen romper estereotipos o marginalizaciones. Por ejemplo, el cómic Las aventuras de Ixtzunun, de Melanie Forné, refleja muchas tradiciones mayas con fundamento histórico y una narrativa en la que la protagonista se muestra como una niña normal, sin caricaturizaciones ni estereotipos (como tristemente se ha retratado a esa comunidad en algunos medios). Para un niño con raíces mayas, ese cómic es un libro espejo por representar y validar su cultura.
O si un niño está atravesando la muerte de su madre, La mamá invisible, de Andreu Martin, lo hará sentirse acompañado: un libro espejo en el ámbito emocional.
Libros ventana
Estos libros funcionan como un cristal que se desliza y que deja ver un nuevo mundo, pues abren los ojos a realidades distintas y presentan temáticas e historias ajenas al lector, de una manera en que él puede desarrollar empatía, romper los estereotipos que tiene, comprender las vidas de personas que no tienen sus costumbres y cultura y, por sobre todo, adquirir esperanza, si lo que lee representa una vida mejor de la que él conoce.
Para un niño que es muy introvertido y al que le cuesta hacer amigos, libros como El Club de los Siete Secretos, de Enid Blyton, será un libro ventana al demostrarle que es posible tener amigos con los que puedes crear complicidad a pesar de las diferencias. Por el contrario, si es un niño con muchos amigos, libros como La lección de August, de R. J. Palacio, o Un lobo dentro, de Pedro Mañas, funcionan para mostrarle cómo es vivir el desprecio y la humillación en la escuela.
Si un niño con una situación familiar y política estable dentro de su país se acerca a un libro como Refugiados, de Ilan Brenman, entenderá que existen personas que no tienen la misma fortuna que él, que deben partir de sus hogares para buscar mejores oportunidades o protegerse. O, en el otro extremo, si un niño con una situación familiar difícil descubre libros con familias amorosas, encontrará esperanza y se dará cuenta que, al crecer, la familia que cree puede ser diferente a la que él ha tenido.
¿Espejo o ventana? ¿Cómo sé qué tipo de libro es?
Bueno, un libro puede ser espejo o ventana dependiendo de quién lo lea, pues cada persona tiene un contexto, una cultura y una circunstancia específica que le permitirá identificarse o encontrar una nueva perspectiva de la vida con lo que lee.
Por ello, en la mediación lectora, es esencial reconocer si un libro será espejo o ventana para el público al que se le leerá, pues esto ayuda o frena el objetivo que se busca. Como mediadores, entusiastas de la literatura, escritores y padres de familia, debemos aprender a identificarlos y elegir la mejor opción.
Algo para recordar cómo funcionan estos términos es pensar en que nosotros somos espejos o ventanas dependiendo de quién nos vea, ya que provocaremos identificación o descubrimiento.
¿Y tú ya conocías estos términos?