9 Lecciones de «Sueña: Vive conectado con el Dios soñador»
Hace pocas semanas visité una librería cristiana. Y, de tanto revisar las estanterías, me topé con una pila de libros conformada por títulos de un solo ejemplar, entre los que encontré Sueña: Vive conectado con el Dios soñador, de Dutch Sheets. De inmediato me llamó la atención el texto de la contraportada.
«¿Por qué hay tanta gente frustrada? Porque tenían sueños con propósito y los abandonaron. Eso no es lo que Dios quiere para ellos». (Parafraseo)
Esa frase me desestabilizó, pues en ese momento tenía un sueño que me dolía recordar porque creía que estaba muerto. Eso fue suficiente para comprar el libro y leerlo. Así que te comparto los puntos clave que me devolvieron la esperanza para volver a creer en ese anhelo que vivía en mi corazón.
1. Recuerda que tus sueños no te pertenecen
Los sueños que alguna vez has tenido no son tuyos, sino de Dios; Él los puso en ti para cumplir su propósito, darte plenitud y que disfrutes de la vida que tiene para ti. Así que no son inventos locos de tu mente, son una semilla de Dios que pueden cumplirse.
2. No manches tus sueños
Hay sueños dados por Dios que tardan en cumplirse porque se contaminan de egoísmo o narcisismo debido a ti. Quizá tu sueño es ser actor, Dios quiere concedértelo, te dio el talento de la interpretación, pero poco a poco comienzas a buscar que se cumpla por el reconocimiento que recibirás, para sentir que eres alguien, como si eso te diera valor. Finalmente, lo manchas y Dios no puede dártelo porque tu corazón no está preparado.
3. Debes soñar para poder crear
Si quieres comenzar un proyecto y culminarlo, tienes que soñarlo. Quizá en el camino perdiste esa habilidad por los reveses de la vida, las desilusiones y la manera en que te has sentido. Sin embargo, siempre puedes imaginar lo imposible una vez más.
Los humanos somos soñadores por naturaleza porque fuimos creados a imagen de Dios, el gran soñador.
4. No pauses tu destino
Si dejas de soñar, tu vida se detiene porque irás sin rumbo. No dejes que eso pase. ¡Sigue soñando!
5. Los sueños son parte de tu destino
Tus sueños y el plan de Dios para ti vida están conectados, una razón por la que tus metas y anhelos se sintonizan con tus dones, talentos y habilidades. ¡Todo tiene un propósito!
6. No decores tu celda
Tal vez estás pasando por una situación económica difícil, pero no por eso tienes que adaptarte y resignarte a la pobreza, lo que podría traducirse como decorar tu celda al aceptar que ahí vivirás por siempre. Debes soñar con que superarás los retos que lleguen, porque así será.
7. Ten una visión para tu vida
Si no tienes una visión para tu vida, tomarás malas decisiones y aceptarás compromisos que robarán tu energía. También te incapacitarás para captar oportunidades y, por lo tanto, perderás la capacidad de aprender. Así que por nada del mundo abandones tu visión.
8. Acepta el riesgo
Los sueños requieren que corras riesgos, que des un paso de fe a lo desconocido o a lo que tal vez no podría salir como quieres. No es fácil, pero Dios está contigo para guiarte y ayudarte a resistir cuando creas que no puedes más.
9. No conviertas tu sueño en tu yugo
A veces te aferras tanto a un sueño que se convierte en tu amo. Ya no disfrutas el proceso ni administras lo alcanzado como un regalo de Dios, sino que te transformas en un esclavo como si tus fuerzas fueran las que lo mantienen vivo. Irónicamente, terminas sirviendo más al sueño que a Dios.
Aparte de esos consejos que acabo de compartirte, hubo una frase que me asombró. Decía algo como «Hay muchas personas que no están cumpliendo los sueños que Dios tiene para ellos porque están ocupados pastoreando una iglesia». Y no, no pretende hacer de menos el pastorado, sino que se refiere a esas personas que creen que la única manera de servir a Dios o cumplir sus sueños es en una iglesia, por lo que se entregan a eso sin siquiera considerar que Dios tiene un camino diferente para ellos.
¡Dios es un soñador y le encanta la diversidad! No desprecies ni abandones tu sueño.